Te regalo mi cintura y mis labios para cuando quieras besar. Te regalo mi locura y las pocas neuronas que quedan ya. Mis zapatos desteñidos, el diario en el que escribo. Te doy hasta mis suspiros, pero no te vayas más..
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los hombres son un sorete con patas