21 octubre 2009

Sabíamos no decirnos nada. Conservando en apariencia, una amistad consolidada. Sabíamos no exigirnos mucho.  

-Hola. ¿Qué hacés?, convidame un pucho, que me tenés abandonada
Vos con tu mochila a cuestas. Yo con la excusa perfecta, para charlar de pavadas. Nos hizo un guiño san telmo, un poco de humo en el medio, y enloquecieron las miradas. Quiso el destino que esa noche hiciera frío, y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído.Y si el diablo se contenta con que dudes un instante. Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor ¿Quién sabe?

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Todos los hombres son un sorete con patas